Es una pieza de ciertas vidas, que cruzaron un cierto tramo juntos... ¿es qué han cruzado, en verdad? La demencia nos permite la ficción. Es tan sencillo que dos o tres capas de pixeles de distintos tamaños se mezclan en un rectángulo donde los colores nos hacen saber que existe un error o quiebre en la historia que aquí se está narrando. Los cuerpos o los suspiros de ellos parecen romperse, estirarse en el tiempo, intentando ocurrir en distintas dimensiones o realidades. Intentan acercarse, reconciliarse pero es imposible, los cuerpos, el espacio no coincide.  

 

La demencia o la ficción sobreescribe, desplaza y desestabiliza la idea de autor, extrae la potencia de la imagen, desmontando el culto a la personalidad del autor. Todo empieza en una búsqueda en pinterest, una aplicación que por sus algoritmos te permite encontrar imágenes similares. Las posibilidades de curar la imagen se amplían ante la inmensidad de datos que se mueven, así como las formas de presentación de estas. La imagen vernácula se mueve y con-mueve con nuevas posibilidades de la re-producción del trabajo, re-pensar el conocimiento y ampliar discontinuos en su dimensión de valor cultural, político y económico, que no se encuentre subordinado a los principios del S. XX o a la figura del autor y del museo.