La ausencia y la imagen
La vida siempre aparece plenamente presente a lo largo de la epidermis de sus cuerpos: la vitalidad lista para ser apresada entera al fijar el instante, al registrar una breve sonrisa de fatiga, una contorsión de la mano, el fugaz paso del sol entre las nubes. Y ningún instrumento, salvo la cámara, es capaz de registrar esas reacciones tan complejas y efímeras y expresar toda la majestuosidad del momento.
-Paul Rosenfeld
Un objeto que comenta la pérdida, destrucción, desaparición de objetos. Que no habla de sí mismo. Que habla sobre los demás. ¿Los incluirá?
-Jasper Johns
En la fotografía podemos experimentar nuevas relaciones entre imágenes de cuerpos orgánicos, digitales o impresos fotográficos. La imagen fotográfica nos da a acceso a realidades distintas, nos conduce por caminos que se construyen por el cuerpo que permite la relación y alteración entre el resto de los sujetos y objetos. Encarnamos discursos en nuestras escenas fotográficas. La fotografía y la carne son el lenguaje donde distintos artistas han decidido crear y recrear cuerpos, encarnar historias propias o de otros mediante el uso del cuerpo orgánico. El cuerpo realiza actos repetitivos y constitutivos de la identidad, la construyen en ilusión irresistible en el objeto de una creencia dice Butler. Dichos actos son naturales, culturales e históricos como señala Merleau-Ponty encarna dichas posibilidades. El artista con el lenguaje carne y fotografía encarna actos, historias punzantes para reorganizar la realidad. Recrean con el cuerpo historias aferradas a proyectos fracasados1.
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Mi duda ocurrió cuando estos cuerpos orgánicos empezaron a desaparecer y ser contenidos en las imágenes encarnadas de los recuerdos, encarnación de la conciencia2 dice Hans Belting. ¿Cuándo había decidido eliminar recuerdos orgánicos, borrar la “vida virtual”3, imágenes dentro del facebook y del antiquísimo ahora hi5? Retomando al mismo Belting, “la encarnación de un muerto que ha perdido su cuerpo, nos lleva a preguntarnos que papel desempeña la muerte”4.
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La muerte, la ausencia de los cuerpos orgánicos se ha configurado como trágicas escenas y amplios recuerdos. Nos hemos encargado de elaborar ritos para encarnar imágenes, de juntar fotografías, de hacer ofrendas de múltiples formas, colocar al cuerpo en un lugar específico (que difícil es no conocer ese lugar específico)… Encontré nuevos ritos que atraen estas imágenes hacía la era digital. Encarnación digital de esos sujetos que ya no eran orgánicos, sabía entonces como menciona Asunción Bernárdez la muerte como anomalía5 sólo había sido construido un concepto sobre la ausencia, un concepto repetido e institucionalizado de la ficción. El cuerpo sólo ha sido el medio y la falta de este nos remite a las ideas barrocas de la descomposición, vacío, putrefacción y estado horrible, terrible.
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Ya habíamos creado pantallas que enlazaban, encarnaban la vida con la muerte a través de los ritos familiares que nos habían inculcado. En la vida virtual y la muerte también ya hemos creado a través de los ordenadores, nuestra vida virtual de un mundo plano linkeamos, encarnamos nuevas relaciones con los sujetos ausentes. Prolongamos historias con cuerpos no presentes y sujetos que retenemos.
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Sólo por contextualizar, un mal día muere un amigo Tomas y la forma de saberlo es un link, una canción que le comparte su mejor amigo. Todos empiezan a dejarle post en su muro de Facebook, compartir más canciones, cualquier tipo de enlaces que nos recuerdan a él. Los amigos empezaron a subir fotos con él…. Yo ya no las tenía, las borré de estos espacios digitales, de las cámaras de las memorias de la pc y de la mac. Sólo había links para compartir algún recuerdo. La foto de él y otras personas me recordó a Joan Fontcuberta y “Yo conocí a las Spice Girls”6, ellos aseguraban haber estado con él de alguna forma y lo decían a sus comunidades virtuales y de cierta a forma a la familia de él que empezó a manejar su Facebook y Messenger.
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Recrear digitalmente la escena era posible, estaba en mis manos, pero hasta el momento no he podido emocionalmente. La muerte hoy puede vivirse sin metáforas, y ya no hay una creencia de un lugar a donde van estos sujetos posteriormente. Gerardo Montiel logra trabajar y darles a los cuerpos una metáfora, la muerte sublime y hermosa que no tuvieron. No es lo mismo Ofelia de John Everett Millais que Ofelio de Montiel. ¿Cómo lograr lo sublime?
Los días habían pasado y seguíamos funcionando por el time line de Facebook configuraciones en las cuentas, por la información de usuario. La vida virtual y las imágenes digitales seguía elaborando redes de expresión con el cuerpo ausente. No se necesita ver para ejercer el habla. Sin embargo entre la visibilidad y el habla hay interacciones. La fotografía de registro, la fotografía cualquiera de Facebook había sido revalorizada de los instrumentos de multiplicación excesiva de imágenes eran nuestro único link a la encarnación de un recuerdo.
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Pareciera que jugar a repetir el ejercicio de Fontcuberta con las Spice Girls de un fotomontaje, collage de emociones, sería muy difícil de conceptualizar. La elaboración del retrato indicaría un momento, un estado actual, un juego con el tiempo pasado, presente y futuro. No podría negar su existencia física si hubiera sido creada esa imagen con una cámara. La imagen no sólo cuestiona un objeto sino también un tiempo. La fotografía es una emoción de lo real en el pasado7 El carácter del Yo pretérito que se encuentra susceptible de ser evocado y/o actualizado; para un Yo futuro, anticipado. Posiblemente es más importante el momento de observar el objeto frente a la cámara que el producto mismo de la toma.
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Pero no tengo una cámara, la tuve, tengo una imagen anterior, de una duración paradójica, digital, dispuesta a ser modificada que está preparada a encarnar, servir de link entre el pasado-futuro y entre mi Facebook y el de él para compartir experiencias anteriores a la imagen. “Los medios digitales potencian la abstracción, la no linealidad, la asincronía, el código por encima de la textura, autores múltiples pero sobre todo potencian el poder sortear la naturaleza tal como la conocemos al mismo tiempo que redefinen el espacio y el tiempo”8. Los links a estas imágenes que se han visto en el mundo plano, en el Facebook, los comentarios, las canciones y su familia atendiendo su usuario ya están accediendo a la corporización en un doble de forma híbrida capaz de generar imágenes9.
En la era digital el cuerpo ya no es el medio, es el elemento que se reproduce. Ya no es una cámara que yo portaba, es alguien más que la tuvo. Ya está más allá de la ubicuidad de los personajes. ¿Cómo saber que ocurrió? No importa La fotografía dará certificado de que un hecho ocurrió. No interesa la objetividad, ni siquiera verificarlo, sino cubrir los estados de emotivos de la memoria y documento personal, que puede o no ser compartido por estos medios digitales y que sin embargo su origen viene de estos. En este punto la imagen no trata de un speaking about, sino, de speaking to; hablar por si misma10.
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La fotografía o al menos “eso” de formato .jpg que es subido a Facebook ya no es material, es sin materia física ¿Cómo se conserva? Con mi usuario activo solamente y/o hasta que se decida nuevamente borrar una historia. ¿La visibilidad de lo imaginario? El cuerpo, ya no logra contener, es un “algo”, imagen interior que es demandado por los sujetos a la que suele darse la apariencia del mundo real para que no sólo el ojo, sino otros sentidos puedan verse susceptibles a caer en el engaño sensorial de la caricia11 de la carne. En este punto la imagen encarnada en lo imaginario y lo virtual no sólo habla de lo visible, se trata del uso de los sentidos de forma fantasiosa para subvertir las ideas y por el mismo lenguaje desvirtuar la realidad de lo tangible y visible para crear metáforas de lo abyecto que en este caso puede ser la muerte-ausencia del cuerpo orgánico. Se organizan metáforas y afectos estéticos de algo que ha sido prohibido, la descomposición de la carne, se construyen ficciones adecuadas al ojo para ser sublimes. Lo que había estado oculto se ha fugado para dejar de existir en un encierro, en un cuerpo.
1 Boburg, Felipe. Encarnación y fenómeno. México: Universidad Iberoamericana. 1996. P. 97
2 Belting, Hans. La antropología de la Imagen. Madrid. Katz. 2007. P. 178
3 Ritchin, Fred. Después de la fotografía. México. Ediciones Ve. 2010. P.11. Trad. Albores, Luis.
4 Op. Cit. Belting, Hans. P. 177
5 Bernárdez Rodal, Asunción. La exclusión más radical. La muerte como anomalía.
6 Fontcuberta, Joan. La cámara de Pandora. Barcelona. Gustavo Gili. 2012. P. 49
7 Bartes Roland. La Cámara Lucida. Barcelona: Paidos. 1989. P. 137
8 Loc. Cit. Ritchin Fred. P.19
9 Loc. Cit. Belting Hans. P. 38
10 Mirsoeff, Nicholas. An Introduction to Visual Culture. Londres. Routledge. 1999. P. 18
11 Jay, Martin. Ojos Abatidos. La Denigración de la Visión en el Pensamiento Francés del Siglo XX. Madrid. Akal. 2007. P. Trad. Francisco López, Martín.